ESCRITOR COSTARRICENSE

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Guía del camino para magos y pastores


La Guía del camino para magos y pastores es el fruto de un proceso complejo, parecido a un laberinto, en que varios caminos –y ninguno de ellos en línea recta- se han acercado, poco a poco, a lo que es la obra en este momento.

Hace algún tiempo nació en mi cabeza la idea de un mago y un pastor que viajaban por mundos extraños, en busca de Dios; y, en el camino, vivían aventuras en todo tipo de situaciones, más o menos relacionadas con su búsqueda espiritual. El origen de estos dos personajes es bíblico: el mago se habría separado del grupo de magos que viajan desde oriente para ver al niño nacido en Belén, y al pastor le habría pasado lo mismo respecto al grupo de pastores que viaja con el mismo fin. Los episodios están descritos por Mateo y Lucas respectivamente; me pareció muy estimulante la idea de estos dos personajes, huérfanos cada uno de su propio grupo, que se encuentran y deciden caminar juntos.

Algún tiempo después, buscando la manera de acompañar con textos el proceso de preparación de la exposición Camino de Santiago de mi madre, la pintora Ana Trejos, recordé a estos dos personajes, y decidí unir ambas cosas. De ahí surgió la idea de utilizar a estos dos peregrinos aventureros como excusa para acompañar a las pinturas, bocetos y fotografías de mi madre con textos espirituales que a la vez tuviesen relación con el acto de caminar.

Finalmente, ¿quién debía narrar las aventuras? Opté por un narrador en primera persona, que ciertamente soy yo. De esta manera he podido, semana a semana, compartir algo de las maravillosas aventuras espirituales que yo mismo he vivido a lo largo de mi vida, y sobre todo entre diciembre del 2012 y marzo del 2013 en Madrid y Barcelona, gracias a la Comunidad de las Hermanitas del Cordero. A la luz de esta bella comunidad conseguí, luego de la época más difícil de mi vida, encontrar dentro de mi alma un tesoro que desde entonces me acompaña, como ese manantial inagotable del que habla Jesús en su encuentro con la samaritana.

Como fruto de todo esto, esta obra ha sido escrita sin un plan previo, simplemente de la mano con el día a día y tomando como alimento las tres fuentes que he descrito, junto con muchas otras que aparecen en el camino. Es por eso que tiene un clarísimo aire experimental, con todas las luces y sombras que esto implica. Se puede decir que cada capítulo se relaciona con mi propia experiencia en el momento en que lo escribí, teniendo siempre como luz ese tesoro que ha despertado Dios en mi alma en España.

No es casualidad, por cierto, que los personajes del mago y el pastor estén relacionados con la Navidad; fue precisamente en Adviento del 2012 cuando llegué yo a la Capilla del Obispo, el jueves 6 de diciembre, luego de varios meses en que había perdido por completo el rumbo en mi vida… y desde esa noche, todo lo vivido allí marcó mi vida para siempre; y de estos deliciosos recuerdos, la Navidad sobresale como una estrella que brilla siempre en el firmamento, por más oscuro que este parezca. Cuando pienso –por ejemplo- en la noche del 24 de diciembre, no puedo evitar sentir una emoción que me recorre toda el alma y toda la piel.

¿Es necesario leer los capítulos de esta Guía en orden? Creo que no. Creo que es suficiente con saber quién es quién. El mago, venido de oriente, representa lo que en el capítulo “La barca de Noé” (primera parte) definí como “las afueras de Dios”, tomando prestada la expresión de un libro de Antonio Gala; el mago es todo aquello en nosotros que es extranjero… que aún nosotros mismos consideramos ajeno y marginal, pues se sale del terreno que conscientemente conocemos; todo aquello que habita en nuestro “Oriente”, es decir, más allá de nuestro mundo conocido.

El pastor, en cambio, representa también lo marginal… pero que yace en lo más íntimo del alma. En la Biblia, el pastor es la parte de la sociedad judía que no está ligado a la tierra, por tener que llevar sus rebaños de un sitio a otro; por esa razón, a pesar de vivir en el seno de la tierra de Jesús, carecía de derechos y vivía marginado por su propio pueblo. Si el mago representa lo que hay más allá del horizonte… el pastor representa todo aquello que llevamos muy adentro, pero que nos avergüenza y ocultamos de los demás y hasta de nosotros mismos.

Esta es la esencia de estos dos personajes. Vienen de dos grupos de por sí marginales, y además las circunstancias los han separado de sus propios grupos… y de esa manera peregrinan por el laberinto bíblico. La “Guía del camino para magos y pastores” propone caminos no necesariamente tradicionales para acercarnos a Jesús. El tercer personaje, el narrador, es en realidad la suma de ambos; es quien vive la aventura de acercarse a Dios, desde sus propias lejanías y sombras (mago y pastor).

Termino esta introducción con algo más sobre este tercer personaje, el narrador: como protagonista de la historia, vivirá una aventura que en muchos momentos se parecerá a la aventura de un héroe. Lo mismo que el mago y el pastor están claramente influenciados con los personajes de la “fantasía heroica” (pienso, por ejemplo, en Fafhrd y el Ratonero Gris, los dos personajes creados por el escritor Fritz Leiber que viven incontables aventuras en el mundo imaginario de Nehwon), también el narrador –aún cuando refleja mi propia vida- se nutre claramente de la influencia de este género fantástico, y de lo que se conoce como el “viaje del héroe”. Sin embargo la historia de este héroe, a diferencia de muchos otros, no consiste en salvar a nadie ni en salvarse a sí mismo… sino en ser salvado. De esto se trata la aventura espiritual, al menos como yo la he vivido en esa inolvidable Navidad en Madrid, y los meses posteriores, hasta una intensa e indescriptible Semana Santa en Barcelona. Esa es una de las grandes cosas que allí aprendí: ser santo no consiste en ser salvador… sino en ser salvado. De eso se trata, y creo que a eso se refiere Jesús cuando en la Santa Cena se acerca a lavar los pies a Pedro, y éste le dice:

-¡No me lavarás los pies jamás!

Y Jesús, entonces, le responde:

-Si no dejas que te lave, no tienes nada que ver conmigo.

Y esa será la gran aventura, el gran acto heroico de mi personaje: viajará por los mundos bíblicos no en busca de nadie a quien salvar… sino de ser salvado por el amor de Dios.

Y, ciertamente, la manera de Dios de salvarnos es el camino del amor, y muchas veces lo viviremos como amor por las personas que aparecen en ese camino y a quienes podemos echar una mano… pero nada de esto sería posible si no viviéramos antes la experiencia de ese momento en que somos levantados del suelo, del barro, y nos es devuelta la vida y el aliento… por amor.


Pintura: Camino en Burgos. Ana Trejos. Óleo sobre lienzo. 2012.

Esta obra se encuentra en otro blog; para visitarlo:





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